Anoche soñé contigo. Soñé con tu cara, con tus ojos, y con esa boca que tantas veces quise besar… De repente, empiezas a fundirte con la realidad; te desvaneces. Vuelvo a estar aquí. Empiezo a recordar aquella tarde de despedida, adornada de abrazos y palabras sin sentido. Me preguntaste por qué me iba y solo pude darte torpes excusas. Después, te di una última mirada fugaz y vi como me lanzabas tu sonrisa de siempre. No te diste cuenta que cargaría con ella como la más pesada de las cruces y me condenaste sin querer a la pena de no poderte olvidar. Y vuelve a empezar el suplicio típico de recortarte y saber que entre tú y yo no existió nada más… Mi alma ya no aguanta. Y en medio de un momento de intenso dolor, llega la locura y me aconseja regresar y gritarte lo que todo este tiempo no pude ni insinuarte…Voy en camino. No me importan la vergüenza, porque estoy segura de que el destino se compadecerá de mi y nos unirá con ese beso que dudo me vallas a dar, pero que tantas veces soñé... Al fin llego. Abro la puerta y descubro que la desilusión me espera adentro. No estás, pero aún así me decido a esperarte.Las horas pasan más lento de lo normal. La intuición hace que corra las cortinas de las inmensas ventanas, y apenas lo hago, descubro que si tienes el beso de mis sueños… pero lo compartes con otra mujer…