Un café amargo cortandonos la voz.Es el sabor de los besos reprimidos, del perdón atrapado a media garganta. Ya no queda azúcar para tratar de disimular lo agrio del momento...Un salón atiborrado de recuerdos. Una mesa aislada. Un aguacero a medio atardecer...igual que ayer...Con una mano me abrazabas la cintura; con la otra me aferraba a tu cuello. Con los labios rescataba los te amo que arañaban tu interior. Y la lluvia caía, lavándonos las heridas para que ya no dolieran las caricias, para quitarle el mal sabor a aquel café.....Y ahora ya no queda nada en esas tazas, ya no sobran ni palabras...Porque esa disculpa añeja sigue ahí; indesisa de salir, por orgullo, por cobarde; y va ahogando poco a poco este amor de principiantes. Porque, sin ella, los retratos de lo nuestro se van volviendo imágenes difuminadas.......Y este café se convierte en un brebaje de remordimientos.....