-Abrázame-
Fuertemente
conviérteme el pincel
de tus deseos, mágico trazo...
mi cuerpo, ese que talla
el camino de mi espalda...
perdiéndote en el sendero
de mis brazos...
labriego trabajo
de tus sueños vagos
de esas manos artesanas
invádeme complaciente
sin pedir permiso alguno.
-Tócame-
Sin desvestir
mi alma, en el presagio
de esa noche triste,
señora de azules y dorados
que cabalga penando,
invadiendo suspendida
en las nubes del anhelo
un sentimiento que no acaba...
-Sofócame-
En los mares de tu lozana
piel, pálida y ansiosa
estremecida, que se agita
que en silencio se hace
tenue y arenosamente cálida...
boca que induce
que me permite ser la dueña
de un cuerpo ausente
de un cuerpo que intangible
me permite amarle.