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 Espíritu errante

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orovida

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MensajeTema: Espíritu errante   Espíritu errante Icon_minitimeVie Oct 24, 2008 9:49 pm

Espíritu errante Medallon-mogul-grande

 


Espíritu errante


 


Elena y yo éramos compañeras de trabajo además de muy buenas amigas, entre nuestras conversaciones siempre salía la misma materia, el hipnotismo, nos pasábamos horas conversando sobre él. A ella le apasionaba tanto como a mí. Elena solía  devorar toda clase de lectura que cayera en sus manos, referente al tema, tenía varios libros e incluso había intentado hacer alguna que otra práctica,  por supuesto sin resultado alguno.
Ana era una preciosa niña de tres años, rubia de ojos azules simpática y muy cariñosa. Solía venir a jugar a mi casa. Aunque yo aún no tenía hijos a la pequeña Ana le encantaba estar conmigo.
Vivíamos en un pueblo pequeño, solía ser bastante tranquilo, eso hacía que los vecinos fuésemos muy confiados y durante el día las puertas de nuestros hogares permanecían abiertas.
La madre de Ana y yo éramos vecinas. Su casa colindaba con la mía y eso daba bastante libertad a las idas y venidas de la pequeña, de su casa a la mía. La niña era encantadora y a mí se me caía la baba con sus zalamerías.
Con su inocente verborrea me contaba cosas que solo entendía ella, ya que su media lengua era considerable, pero a mí me gustaba mucho sonsacarla.
Durante la mañana del domingo mientras Ana y yo estamos enfrascadas en nuestras tertulias, recibimos la visita de mi amiga Elena.

Mi amiga y la pequeña Ana enseguida se hicieron buenas amigas. Después de tomar confianza con la pequeña, a Elena se le ocurrió ir un poco más allá que de costumbre con el tema que nos apasionaba a las dos. Ella muy decidida me propuso un juego.
Creo que ni siquiera se lo pensó demasiado tal y como se le vino a la cabeza lo soltó.
-¿Porque no hipnotizamos a tu vecinita?
Me sorprendió bastante su propuesta ya que no pensaba que su interés por lo desconocido llegara tan lejos proponiéndome algo tan descabellado. Mi negativa fue rotunda. Pero ella no quedó contenta con la respuesta e insistió una y otra vez.

- ¡Venga, que solo es un juego!
Se puso realmente pesada.
-No digas tonterías- le respondí, varias veces, mi argumento era lógico, una cosa es hablar del tema y otra muy distinta llevarlo a cabo con una inocente criatura.
Ella no renunciaba a su propósito e intentó por todos los medios convencerme.
-¡Venga, solo vamos a intentarlo!-prosiguió, quizás no pase nada, no somos expertas.
Ella, conocía muy bien mi carácter y sabia que insistiendo tenía muchas posibilidades de conseguir su propósito. Tanto insistió, que terminó persuadiéndome y entre titubeos acepte su proposición.
Ana, ajena a la trama jugaba con su muñeca sin percatarse de que hablábamos de ella.
Elena sentó a la pequeña delante de ella, hurgó un instante en su bolso y sacó un medallón con una cadena y comenzó a balancearlo antes los ojos de la niña.
-¡Ana, mira el medallón! – Exclamaba-¡Míralo, fijamente!...
-Por favor, ten cuidado, por favor-le clamaba yo, mientras el pavor se apoderaba de mi por momentos.
-Ssss, calla, calla, no interrumpas- susurraba.
Yo viendo que por supuesto no iba a ocurrir nada, entre protestas e intriga comencé a participar mas conforme en el experimento.
Elena seguía con el balanceo del medallón ante los enormes ojazos azules de Ana. De repente, los ojos se le tornaron blancos y la niña se sumergió en un profundo trance.
Al observar aquel acontecimiento nuestros corazones dieron un vuelco de repente, y aterrorizadas por los lo sucedido no sabíamos como reaccionar, pero la curiosidad nos dominaba y no nos dejaba ver más allá de lo presente.
Con voz muy suave Elena le preguntó a la niña.
-¿Como te llamas?
La niña con un lenguaje realmente perfecto, respondió –Me llamo Carmen.
Ya no se le denotaba la media lengua que a sus tres años todavía conservaba.
Las dos nos quedamos perplejas sin saber que hacer, pero Elena aventurándose aún más entre lo desconocido le volvimos a preguntar:

-¿Cuantos años tienes?
- siete años- Respondió sin titubeos.
Elena sin dar tregua a la niña prosiguió con el interrogatorio.
A mi no me salía la voz de la garganta, el canguelo se había apoderado de mí, pero aún así seguía "el juego" expectante.
-¿Y que te ha pasado?- volvió a preguntar…
-Me atropelló un carro en Santa Cristina- respondió.
-¿Un carro? ¿Y cuando?
La niña que aún no sabia contar del uno al diez, afirmó- En el año 1828.
Eso ya fue el colmo, estábamos realmente sorprendidas, nos miramos fijamente y aunque la sorpresa nos sobrepasaba, proseguimos con la escalofriante indagación.
-¿Y donde estás ahora?
La chiquilla sin farfullar expreso extremando detalles-Estoy enterrada en la calle Don Felipe, en la tumba veinte.
Fue la gota que colmó el vaso, entre el miedo y los nervios nuestras piernas temblaban pero sin pretender dar termino a tan excitante experiencia habíamos decido llegar hasta el final, cuando escuchamos a lo lejos a la madre de Ana, que la llamaba.

-¡Date prisa por favor! ¡Regrésala, regrésala! -Le pedí insistentemente a Elena.
-¡Ana, Ana! La llamábamos dándole cachetitos en sus sonrosados mofletes pero la niña no respondía. Seguía con los ojos vueltos sin dar ni una muestra de vida, ni de atender a nuestras suplicas.
Cada vez se escuchaba mas cerca la voz de la madre de Ana.
En un intervalo irrumpió en mi casa. El panorama era de lo más embarazoso. En el momento que entraba mi vecina por la puerta preguntando por su hija la niña, la cría regresó de su viaje. Se mostraba realmente sofocada y comenzó a llorar al tiempo que echaba los brazos a su madre.
Mi vecina solo tuvo que mirar nuestras caras para sospechar que algo extraño sucedía.
Elena y yo no sabíamos como justificar aquello, solo pensábamos, tierra tráganos.
-¿Que ocurre aquí? ¿Que le habéis hecho a mi niña?
Ana poco a poco iba tomando consciencia, entre los gritos de su madre y el aturdimiento la cría no dejaba de llorar.
-¿Que le habéis hecho, que le habéis hecho? - gritaba una y otra vez.

La callada por respuesta fue lo único que pudo salir de nuestros labios que sellados por el miedo permanecieron inmutes.
La madre cogió a la niña entre sus brazos y se la llevó a toda prisa de mi casa, gritando - ¡Mal nacidas! ¿Que le habéis hecho a mi pequeña?
¡Como le ocurra algo se las veréis conmigo!

Ante aquel suceso quedamos exhaustas y sin mediar palabra Elena salió de casa cabizbaja. Supongo que se sentiría tan avergonzada como yo y que por eso no pronunció ni un triste adiós.
Pasé varios días sin recibir noticias de ella, pero lo acontecido seguía en nuestras mentes sin que el pensamiento nos diera ni un respiro.
Al cabo de varios días recibí noticias suyas. Elena y yo teníamos lo mismo en nuestras mentes, visitar el cementerio en busca de respuestas a tan impactante testimonio.
Buscamos la calle donde dijo que yacía la pequeña Carmen.
En la dirección que nos describió encontramos el nombre y la fecha de nacimiento y de la muerte.
(Carmen Izquierdo Pedroso 1821- 1828-)
No parpadeemos, ni siquiera fuimos capaces de articular ni una sola palabra durante un buen rato.
Allí mismo, ante la tumba de la pequeña Carmen juramos que jamás volveríamos a jugar a tan escalofriante juego.
Margary Gamboa.


Espíritu errante Medallon-mogul-grande


Última edición por orovida el Mar Ene 19, 2010 6:55 pm, editado 5 veces
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Nora
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MensajeTema: Re: Espíritu errante   Espíritu errante Icon_minitimeLun Dic 01, 2008 12:58 am

Uffff!!!, mira que yo soy miedosa, me dio miedito jajaja, pero está muy bien narrado, es un cuento breve pero con una trama interesante.

Un abrazo! y noo!!! a esas cosas no se juegaaaaa!!! ayyY!!!!

Nora
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GIRASOLES
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MensajeTema: Re: Espíritu errante   Espíritu errante Icon_minitimeVie Ago 07, 2009 12:42 am

Gracias por compartir tus intesantes historias.
Co fuego no se juega, porque nos podemos quemar Smile
Un abrazo.

Girasoles
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MensajeTema: Re: Espíritu errante   Espíritu errante Icon_minitime

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