Tristeza
Vagas, confusa emergiendo del destierro
de la pena, marchita,dormida intransigente
abrazas de a poco,el cuerpo del silencio
te despliegas con simpleza...
carcomiendo los huesos del duelo maldiciente.
Tachas, pringando veneno, escupiendo penurias
traspasando el músculo del pecho, satisfecha
no solo abandonas alegrías, si no las
arrugas en la desgracia de tu llegada.
Tu, cómplice del desconsuelo
eres tu maldita, amante de la intriga
te fugas y haces lazos de regalo
con tu lengua viperina, estrangulada
adornas la caja del martirio,
manchando de negro y rojo sangre
el remitente de tu víctima doliente.
Ahora suplicas calor en otra estación
esa, donde vacia te apropias, desnudando corazones
latigando con melancolías pasadas,
estrechándote con el fino hilo
de un recuerdo añejo, con el hedor
del lamento que sin avisar llega.